FIN DEL IMPERIO BIZANTINO
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La crisis del Imperio Bizantino
Los sucesores de Justiniano se mostraron incapaces de mantener su vasto patrimonio. Además de las divisiones religiosas, los conflictos políticos y los golpes de Estado dañaron a toda una civilización. Las conquistas del oeste fueron abandonadas poco a poco. La corrupción administrativa era común y el caos económico liberó fuertes tensiones. Heraclio (610-641) fue el último gran emperador bizantino. Cuando ascendió al poder, los persas habían invadido Siria, capturado Jerusalén y conquistado Egipto, lo que socava negativamente las rutas comerciales y fuentes de abastecimiento de los bizantinos. Heraclio tomó la ofensiva y retomó las áreas perdidas, empujando al enemigo a la parte posterior del río Eufrates. Después de Heraclio, el Imperio Bizantino vivió una larga. En el siglo VII la expansión árabe sacudió el Medio Oriente, comprometiendo regiones que van desde Persia hasta el Estrecho de Gibraltar. Palestina, Siria y el norte de África se habían perdido definitivamente. Mientras tanto, las migraciones eslavas causaron agitación en los Balcanes y los búlgaros se establecieron al sur del Danubio. En los siglos posteriores Constantinopla lucho constantemente por su supervivencia. Búlgaros, árabes, mongoles y turcos selyúcidas atacaron el imperio en crisis, pero su capital aún mantenía una vitalidad económica increíble. En 1204, los caballeros de la Cuarta Cruzada saquearon la ciudad y fundaron un breve Imperio Latino de Oriente. Sin embargo, el Imperio Bizantino logró superar esa vicisitud, aunque cada vez más debilitado. El final llegó en 1453 cuando los turcos otomanos, bajo las órdenes del sultán Mohamed II, finalmente conquistaron la legendaria ciudad de Bizancio. El último emperador, Constantino XI, murió frente al enemigo.
Fuente original: http://www.escuelapedia.com/imperio-bizantino-resumen/ | Escuelapedia - Recursos educativos